La planta que responde al nombre científico de Aeonium arboreum pertenece a la familia Crassulaceae. Puede llegar a medir un metro de alto y es originaria de la franja tropical del hemisferio norte. Muchos híbridos de ella se comercializan con su nombre, los más aptos para la confusión son los de la especie Aeonium korneliuslemsii.

Posee robustos tallos que dan a su vez robustas ramas. Sus gruesas hojas suculentas espatuladas, de color verde brillante y a veces con los ápices púrpura, se agrupan formando rosetas de entre quince y veinte centímetros de diámetro, en medio de las cuales surge (hacia finales del invierno) una inflorescencia formada por pequeñas flores de color amarillo intenso. Luego de florecer la rama fenece.

Se la propaga mediante semillas con algo de dificultad y es por ello que se prefieren los esquejes, los cuales enraízan casi de inmediato en sustratos ligeros y arenosos; se adapta perfectamente al cultivo en macetas o tiestos, a las temperaturas tanto altas como bajas pero soporta sólo las heladas de baja intensidad; en los jardines gusta de ubicaciones a sol pleno y queda perfecta en la composición de rocallas. Precisa suelos ricos, con agregado de arena y buen drenaje; los riegos no deben ser frecuentes, una vez a la semana debería ser suficiente. Puede ser atacada por cochinillas en épocas de sequía, en ese caso emplearemos agua jabonosa aplicándola con un algodón para limpiar las hojas afectadas y luego efectuaremos un rociado cada tanto como prevención.

Su nombre genérico proviene de una palabra griega (aionion) cuyo significado es “siempre viva”; y el segundo apelativo es una palabra latina que hace referencia a su forma de árbol, para diferenciarla de otras similares por su mayor altura. Otras variedades de parecida belleza son: Aeonium arboreum var. albovariegatum, Aeonium arboreum var. atropurpurea,  Aeonium arboreum var. holochrysum,  Aeonium arboreum var. Luteovariegatum y Aeonium arboreum var. Rubrolineatum.