La Anémona, cuyo nombre científico es Anemone coronaria, pertenece a la familia de las ranunculáceas, hay algunas originarias del Mediterráneo y otras de las zonas montañosas de China y Japón. Es una planta herbácea perenne de bajo porte, que comúnmente no sobrepasa los 30 cm.; con rizomas tuberosos. Tiene hojas divididas, con largos pecíolos. La flor es bisexual y radiada simétricamente, es solitaria y se puede presentar simple, semidoble o doble, su diámetro varía entre 5 y 7 cm. Sus colores van del blanco al púrpura, habiéndose conseguido, a través de cruzamientos, algunas azules (Grupo de cultivos De Caen). Normalmente presentan entre 5 y 8 tépalos. Según la variedad (se conocen en la actualidad cerca de 200) florece en distintas épocas del año.

Prefiere suelos fértiles, ácidos y húmedos, para lo cual es bueno preparar un buen sustrato con tierra negra y resaca de río. Si recibe luz solar directa es conveniente que sea sólo de mañana, porque se adapta mejor en semisombra. Dependiendo de la variedad habrá que protegerlas de las heladas, aunque muchas de ellas son resistentes al frío. Si está en maceta en el interior necesita atmósfera húmeda. El riego será sin anegamiento. Como abono es muy útil la harina de huesos, pero no le favorece el estiércol.

Se multiplica por semilla o por división de los rizomas, a éstos conviene guardarlos de una temporada a la otra en arena o turba. Y sembrar o plantar en Primavera. Las plagas que más le afectan son: Distintos hongos, los pulgones, los gusanos y los caracoles, todas controlables; pero también es atacada por virus de los cuales no podrá defenderse y habrá que quemarla para evitar la propagación de los mismos.

De la variedad Anemone hupehensis, se ha conseguido un cultivo muy resistente, de gran tamaño (más de 60 cm.) que florece de contínuo durante muchas semanas, dando unas hermosas flores blancas. Y entre las variedades enanas podemos nombrar a la Amémone nemorosa y la Anémone apennina que destacan también por su belleza.

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