La orquídea epífita monopodial que responde al nombre científico de Angraecum infundibulare, o Mystacidium infundibulare, es originaria de las zonas tropicales del continente africano y miembro de la familia Orchidaceae. Su ambiente natural es el selvático, cálido y húmedo, donde se desarrollan protegidas por los altos árboles.

Sus hojas verdes envainan el tallo cilíndrico, las mismas son largas y de forma elíptica, con el detalle de tener la punta dividida desigualmente en dos. Florece durante el otoño y el invierno; sus grandes flores blanco verdosas emiten un bello aroma que por las noches se acentúa, son suaves al tacto, tienen aspecto cerúleo y duran largo tiempo; el labelum es tubular, adaptado a la trompa o probóscide de algunas lepidópteras y polillas nocturnas que la visitan (lo que es una de las características principales de las orquídeas, el modificarse para atraer y complacer lo más posible a sus polinizadores y asegurar así la reproducción, puesto que su polen se reúne en masas compactas denominadas “polinias” y no puede ser dispersado por el viento).

Se la suele propagar mediante esquejes herbáceos que sólo necesitan ser apoyados sobre el sustrato adecuado y también mediante semillas que deben ser recolectadas ayudándose con una bolsa para que queden en el interior y no se pierdan.

De cultivarla en maceta hay que proporcionarle un soporte adecuado para que trepe, dado que a lo largo de su tallo va emitiendo raíces que necesitan de humedad y nutrientes para alimentar a la planta; de todas maneras prefiere los recipientes colgantes de los que penden las flores con elegancia. Lo ideal es ubicarla en un lugar con media sombra y regarla con regularidad, para tratar de copiar lo más fielmente posible su hábitat originario.