Aptenia cordifolia

Aptenia cordifolia

La Aptenia cordifolia es una planta suculenta perenne de porte rastrero, con tallos que suelen llegar a los tres metros de largo; pertenece a la familia Aizoaceae y es originaria del sur del continente africano. Se la utiliza como ornamental en los jardines porque es de fácil cultivo, rápido crecimiento, muy resistente y un excelente tapizante de terrenos. Además queda muy bien en tiestos y macetas colgantes porque sus finos tallos penden llenándose de color en época de floración. Por la densidad de su follaje no permite la aparición de malas hierbas así que ese es otro de los beneficios que provee.

Posee pequeñas hojas sésiles verdes, gruesas, de aspecto coriáceo y forma acorazonada que se disponen de manera opuesta o enfrentada; cuando la especie es “variegata” tienen los bordes blancos. Sus flores hermafroditas, de nacimiento axilar, sólo permanecen abiertas durante el día; aunque pequeñas son muy llamativas por sus distintos tonos, que van del rosa al púrpura; pero no son pétalos los que tienen esos bellos colores sino estaminodios dispuestos en forma de corona (entre ellos hay cinco o más estambres funcionales) y cuentan además con un gineceo con ovario pluricarpelar. La polinización es efectuada por los insectos.

El fruto es una cápsula dehiscente, de alrededor de un centímetro de largo, que contiene minúsculas semillas oscuras. Se reproduce mediante ellas o por esquejes de tallos y hasta de hojas, las que al ser colocadas en tierra enraízan al poco tiempo.

Precisa ubicaciones con mucho sol y suelos con buen drenaje, rocosos o arenosos, porque le agrada la humedad pero no el encharcamiento; igualmente puede soportar cortos períodos de sequía, aunque no bajas temperaturas. Es comestible y su sabor es bastante similar al de la espinaca.

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