Asclepias curassavica

La Asclepias curassavica, conocida comúnmente como Flor de Sangre, es una planta perennifolia erecta, de porte sub arbustivo, que pertenece a la familia Asclepiadaceae, originaria de la zona tropical de América. Es raro que supere el metro de altura y se la emplea como ornamental en los jardines, los que estarán siempre llenos de mariposas puesto que es una fuente de alimento para ellas.

Posee largas hojas lanceoladas, pecioladas, de color verde claro, con la punta muy acuminada, que se disponen de manera enfrentada sobre los tallos verde-grisáceos. Sus pequeñas flores pentámeras y hermafroditas (que nacen ininterrumpidamente durante la primavera, el verano y el otoño) se agrupan en inflorescencias de tipo umbela, las cuales contienen entre diez y veinte de ellas; el color de las mismas varía del rojo al púrpura, con la corona entre amarilla y anaranjada (hay una variedad totalmente amarilla); sirven como flor de corte para engalanar los floreros de la casa.

Tiene frutos dehiscentes, de forma alargada (fusiformes) que miden hasta diez centímetros de longitud; contienen semillas de cerca de medio centímetro, ovales y oscuras, recubiertas por una sedosa pelusa que las ayuda a ser impulsadas por el viento, que es quien las dispersa. Puede cultivarse también en maceta, aunque como no resiste el frío intenso es mejor que sea en el interior de la casa. Precisa suelos con buen drenaje y riego abundante en los meses de más calor. Prefiere ubicaciones a sol pleno aunque tolera también las sombras parciales. Conviene administrarle abono durante la época de crecimiento.

El látex que exuda se emplea dentro de la medicina no tradicional para el dolor de muelas y para las afecciones de la piel, pero se lo debe usar con extremo cuidado porque puede ser contraproducente ya que es irritante; su ingestión provoca diarrea intensa y en elevadas cantidades llega a ser venenoso.

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