Bulbos

bulbosPodemos reconocer tres distintos tipos de bulbos: El bulbo tunicado (formado por  catáfilas carnosas dispuestas en capas concéntricas, cubiertas exteriormente por otros tipos de capas membranosas primero y secas más hacia la superficie) como en las cebollas, los tulipanes, los jacintos y los junquillos; el bulbo escamoso (no tiene una cubierta seca que lo envuelva si no que las escamas carnosas se montan unas sobre otras) como el de la azucena, por ejemplo; y el bulbo macizo (también denominado “cormo”), que es carnoso en su totalidad por la abundancia de sustancias de reserva del cual brota una yema que dará origen a las hojas y las flores) como el de los gladiolos.

Todos los bulbos tienen buen desarrollo en suelos con abundante humus y algo de arena para facilitar el drenaje, pues si el agua de riego o de lluvia se estanca corren serio peligro. Antes de colocarlos en la tierra hay que remover ésta con pala y acondicionarla agregando arena, mantillo de hojas y resaca de río. También para favorecer posteriores floraciones es bueno añadir medio kilo de harina de huesos por cada metro cuadrado de terreno. Fijarse que donde los vayamos a ubicar dentro del jardín sea la parte más elevada del mismo, si notamos algún desnivel conviene rellenarlo antes, puesto que después el agua de las lluvias se desplazará hacia esa zona y terminará perjudicándolos.

Antes de plantar descartar los que estén dañados, enfermos o que no posean la suficiente consistencia. Una vez puestos en la tierra cuidar de que no les quede aire alrededor, presionando bien con las manos. Luego de que las flores se marchitan las hojas aún continúan almacenando nutrientes, por ello debe dejárselas hasta que finalmente amarillean y caen.

Algunos bulbos conviene dejarlos en el lugar, pues al año siguiente volverán a florecer, otros es mejor sacarlos y guardarlos en lugares frescos para que estén acondicionados cuando llegue la época de plantarlos.

Si queremos cultivarlos en maceta también puede hacerse. Habrá que buscar un recipiente lo bastante alto y ancho que los contenga holgadamente, cubrir el orificio de drenaje con piedras pequeñas (o trozos de cerámica de macetas que se han roto) para evitar que se tape; agregar una mezcla de partes iguales de tierra negra, arena (o perlita) y resaca de río o mantillo. Ubicar los bulbos de manera que quede hacia arriba y a ras de tierra la parte germinativa. Si ponemos varios por maceta tratar de que no se encimen unos con otros. Entonces se procede a colocarlos en lugar sombreado, fresco y con bastante aire hasta que broten. En ese momento ya se los puede llevar a algún lugar luminoso pero no con luz directa, al menos la primera semana. Mantener el sustrato húmedo regando periódicamente pero evitando los excesos.

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