Existen unas diez mil variedades de camelia japónica (Camellia Japonica). Se pueden cultivar en maceta en interior o directamente en tierra en el exterior. Sus hojas son ovaladas, carnosas y de color verde oscuro. Sus flores aparecen de diferentes formas y colores llegando a medir algunas de ellas más de diez centímetros de diámetro.

Es una planta delicada y exigente por lo que necesita unas condiciones adecuadas de temperatura y humedad. Su floración, que abarca desde octubre hasta marzo aproximadamente, se produce de forma escalonada y si no se dan las condiciones adecuadas de cultivo se caen las yemas y se pierde la floración.

La camelia se puede considerar una flor invernal por lo que prefiere claramente el tiempo fresco al verano caluroso. Si se cultiva en el exterior habrá que ir con cuidado su ubicación para evitar los golpes de calor. Y si se cultiva en el interior será necesario proporcionarle un lugar fresco, húmedo y lejos de la calefacción.

Necesita un suelo libre de cal y la tierra húmeda. En invierno se puede moderar el riego y siempre evitar mojar las flores. Hay que pulverizar de vez en cuando sobre todo cuando el ambiente sea muy seco.   Se puede abonar en primavera y en otoño.Para trasplantar es mejor esperar a la última floración.

La camelia es muy sensible a los  pulgones, negrilla, cochinillas y a algunos hongos. Para evitar dichos hongos es conveniente colocar un plato con guijarros debajo de la maceta para aislarla del suelo.

Reproducir las camelias es tarea complicada pero se puede hacer a través de esquejes cuando no tengan flor, a comienzos del verano o a principios de otoño.

Algunas variedades más bonitas de camelia japónica son la «Yukimi Guruma» o la «Howard Asper».