Es común en temas de salud hablar de comida sana, pero ¿a qué tipo de comida puede aplicársele realmente ese término? Todas se hallan contaminadas directa o indirectamente por productos químicos que a largo o a corto plazo dañarán o pondrán en peligro nuestra salud. A partir de esta certeza es que nació la necesidad de crear “huertas orgánicas sustentables”, que aprovechen al máximo los recursos disponibles, tales como el agua, el suelo y la mano de obra y produzcan abastecimiento rápido y duradero.

Las huertas orgánicas al no utilizar fertilizantes químicos, herbicidas ni pesticidas, nos proveen de alimentos saludables, pues los suelos se mantienen naturalmente y las plantas se liberan de presiones. Varios estudios demuestran que  todo lo producido de esta manera es mucho más rico en vitaminas y en minerales que lo cosechado de la manera convencional.

Así como el organismo humano necesita adquirir nutrientes para tener un buen desarrollo lo mismo las plantas, y si esos nutrientes son  naturales muchísimo mejor para todos. La base de estas huertas especiales es el abono orgánico. Como una mala ingesta de alimentos (escasa nutrición) produce enfermedades en nosotros, una inadecuada cantidad y calidad de fertilizantes puede dañar a los vegetales. Una buena cosecha se obtiene a partir de un buen suelo.

Los productos químicos añadidos ingresan nitratos en la tierra y uno de los principales causantes de los problemas ambientales que se vienen padeciendo es justamente el nitrato de amonio, éste deja siempre residuos en los vegetales (éstos lo traspasan entonces a nuestro organismo). Si las plantas son fuertes por estar nutridas convenientemente se defenderán por sí mismas de las plagas que puedan aquejarlas.

Para aumentar la cantidad de materia orgánica en el suelo se puede añadir compost, estiércol, musgo disecado y rezago de plantas cosechadas o podadas y remover todo trabajando bien la tierra a profundidad, pues las raíces se expanden por toda la primera capa del terreno. Con los métodos orgánicos de cultivo los vegetales tienen mejor sabor y pueden almacenarse por un tiempo más prolongado sin que sufran deterioro.