Las Dalias son también representantes de la familia de las Asteraceae; existe una gran variedad de ellas, desde enanas hasta otras que alcanzan la altura de una persona. Las flores van desde grandes dobles con el tamaño de un plato hasta muy pequeñas, simples y de pétalos brillantes. La planta es originaria de México, pero se ha ido adaptando de a poco a climas más fríos y se contabilizan, hasta el momento, 30 especies. Su nombre en inglés, Dhalia, proviene del apellido del botánico sueco Anders Dahl.

Los bulbos de la Dalia forman todo un sistema de raíces subterráneas que le permiten a la planta crecer año tras año sin necesitar semillas o esporas para hacerlo, pues en los tubérculos se forma un nuevo ojo del que saldrá otro ejemplar. Para obtener los primeros ejemplares mediante semillas colocar tierra mezclada con compost en un recipiente, sembrar a 3 cm. de profundidad, cubrirlas con tierra floja o vermiculita pura agregando agua suficiente para que se note húmeda, envolver la maceta con polietileno o tapar con un panel de vidrio. Colocar en lugar cálido, no a sol directo, hasta que comience la germinación entre los 5 y los 7 días, retirar entonces la cubierta.

La planta precisa mucho sol, riego cuidadoso y abono frecuente hasta que las flores comienzan a aparecer. Algunos tallos crecen tanto que es necesario asegurarlos a estacas. Cuantos menos pimpollos se dejen más grandes serán luego las flores.

Las primeras dalias cultivadas en jardines fueron de la variedad Dalia pinnata, pero en la actualidad la mayoría son híbridos logrados por el cruzamiento de especies. El más común de ellos es el producto de la cruza entre Dalia coccinea con Dalia pinnata.

Hay una gran variedad de dalias a las que se da nombres basados en su tamaño, patrones florales y parecido con otras flores, como por ejemplo: Single-flowered Dahlias, Anemone-flowered Dahlias, Collerette Dahlias, Waterlily Dahlias, Ball Dahlias, Pompon Dahlias, Cactus Dahlias, Single Orchid Dahlias (Star) y Double Orchid Dahlias.