El Chañar, o Quimori, cuyo nombre científico es Geoffroea decorticans, es un árbol caducifolio perteneciente a la familia Fabaceae, originario de las zonas áridas y semiáridas de Sudamérica. Son su hábitat natural las llanuras arenosas y las quebradas formadas por los ríos, desde el nivel del mar hasta una altitud, aproximada, de 2.500 metros. Abunda formando extensos chañarales y no se halla en peligro de extinción, aunque no se encuentra dentro de ningún área protegida. Se lo utiliza como especie ornamental en parques y jardines debido a la belleza de su floración.

De porte bajo, mide entre tres y diez metros de altura; su tronco erguido, cuando crece en solitario, puede llegar a los cuarenta centímetros de diámetro; si crece en grupos tupidos se desarrolla arbustivamente. La corteza externa es gris, gruesa y rugosa, con grandes hendiduras, pero en los lugares en los que se va desprendiendo deja ver la nueva, que es lisa y de color verde. Presenta numerosas ramas espinosas.

Sus hojas están compuestas por siete cortos folíolos de color verde oscuro, forma oval y punta obtusa. Florece en primavera; las pequeñas flores son de color amarillo intenso y se reúnen en inflorescencias de tipo racimo; el fruto es una drupa globosa comestible, de sabor dulzón, que puede comerse en estado fresco o preparando con su pulpa dulces y mermeladas; con ella se fabrica, además, una bebida denominada “arrope”. La semilla se ingiere tanto fresca como después de haberla tostado.

Dentro de la medicina no tradicional se emplea la corteza, en decocciones, con el agregado de miel o azúcar, para casos de catarro y tos; a las hojas y las flores se les confieren propiedades expectorantes y antiasmáticas. La madera se emplea en carpintería y muchas veces hasta como leña, puesto que por su dureza tarda en prender pero luego dura más.