El Comino negro

La planta herbácea perenne que responde al nombre científico de Bunium persicum es conocida comúnmente, al igual que otras especies similares, como “Comino negro”, sólo que ésta pertenece a la familia Apiaceae o Umbelliferae. Su hábitat natural se halla en las laderas de los altos montes que conforman la Cadena del Himalaya, pero se ha extendido por gran parte de Europa y el oeste asiático.

Suele alcanzar los sesenta centímetros de altura. Su tallo subterráneo engrosado (tubérculo), de color marrón claro, acompañado por numerosas raicillas claras, en forma de cabellera, es comestible. Posee hojas pinnadas compuestas por folíolos casi lineares, distribuidas de manera alterna; pueden añadirse a las comidas al igual que las del perejil.

Sus pequeñas flores simétricas, blancas y hermafroditas, se reúnen en inflorescencias terminales de tipo umbela compuesta; son polinizadas por los insectos. El fruto es un diaquenio (compuesto por dos carpelos conteniendo una semilla cada uno). Las semillas, similares a las del comino, también son utilizadas como condimento para las comidas; por el nombre común que reciben, “comino negro”, se las puede confundir con las del Ajenuz, aunque pertenecen a distintas familias.

Se siembran en invernadero en almácigos y cuando alcanzan altura suficiente para poder manipularlas se las coloca en recipientes individuales; recién se las lleva al exterior, a su lugar definitivo, una vez pasado el peligro de que haya  heladas. Podemos reproducirla, además, por división de mata durante la primavera o el otoño. Gusta de ubicaciones soleadas (no tolera sombra ni media sombra) y suelos con buen drenaje.

Uno de sus principales componentes es el “timol”, que le confiere las propiedades medicinales por las que es reconocida; se dice que  es antiparasitaria, vermífuga, tonificante estomacal, antioxidante, hipoglucémica, diurética, antihemorrágica y, aplicada en uso externo, antiséptica.

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