El Frijol alado

El denominado popularmente Frijol alado y científicamente Psophocarpus tetragonolobus, o Dolichos tetragonolobus, es una enredadera  perenne (aunque se la cultiva con espalderas como anual), de consistencia herbácea, originaria del sudeste asiático que forma parte de la familia Fabaceae (antes Leguminosae) y tiene la característica de que todas sus partes son comestibles y altamente nutritivas por su gran contenido proteínico, pudiéndose emplear además como forraje para animales de granja.

Suele alcanzar los dos metros de alto enrollando sus tallos a algún soporte. Prefiere terrenos sueltos y con buen drenaje; como todos los demás miembros de su familia tiene como simbionte en sus raíces a bacterias del tipo Rhizobium, que cumplen con la función  de fijar el nitrógeno al suelo. Por ser una especie de clima tropical resiste bien las temperaturas altas peno no así las bajas, tampoco extremos tales como la sequía y el anegamiento del sustrato. Le gustan las ubicaciones a pleno sol.

Tienen hojas verdes compuestas por tres folíolos de ovales a deltoides (con las nervaduras muy marcadas) y sostenidas por largos pecíolos. Sus bellas flores, hermafroditas y pediceladas, son de color azul; el cáliz es verde y los sépalos lanceolados. La polinización es entomófila. Los frutos son vainas dehiscentes alargadas, de entre quince y veinte centímetros de longitud, con alas en sus cuatro aristas, verdes al principio y marrones al madurar; el rendimiento por hectárea de las chauchas frescas es de más de quince toneladas por cosecha.

Las semillas, también llamadas frijoles, son redondas; si las condiciones son buenas germinan en menos de una semana y pasados tres meses ya las nuevas plantas están en flor. Su ingesta aporta a nuestra dieta carbohidratos, proteínas, fibra, calcio, hierro, magnesio, manganeso, fósforo, potasio, zinc y vitaminas A, B y C.

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