El Haya común, que responde al nombre científico de Fagus sylvatica, es un árbol caducifolio de gran porte que suele alcanzar los cuarenta metros de alto y pertenece a la familia Fagaceae. Posee un tronco recto y de gran longitud cubierto por una corteza lisa y grisácea a la cual, dentro de la medicina no tradicional, se le atribuyen propiedades febrífugas y astringentes.

Sus hojas de intenso color verde son simples, ovales, con el borde ondulado y están sostenidas por cortos pecíolos; miden entre siete y diez centímetros de largo y se ubican de manera alterna en las ramas. Antes de caer, en el otoño, toman diferentes tonos de ocre.

Es una especie monoica; las flores femeninas se agrupan de dos a cuatro sobre un corto pedúnculo y las masculinas se reúnen en inflorescencias globulares con pedúnculos largos que penden flácidamente. Los frutos son comestibles y tienen forma de tetraedro, al madurar se abren en cuatro y liberan las semillas que reciben el nombre de “hayucos”; éstas son ricas en sustancias oleicas y almidón, de ellas se extrae un aceite que posee la característica de no ponerse rancio.

Se multiplica mediante semillas frescas en la primavera; es de lento crecimiento pero vive muchísimos años, alrededor de trescientos.  Precisa suelos fértiles y frescos, se da mejor en zonas de mucha lluvia y con abundante sombra; crece en su hábitat natural en montes y montañas, extendiéndose entre una altitud de quinientos a dos mil metros por la parte norte y central de Europa hasta Los Pirineos, tanto del lado francés como del español. Su madera es fácil de trabajar y se la emplea en la confección de muebles e instrumentos musicales, también da buen resultado como combustible.