El Mío-Mío

El Mío-Mío

El Mío-Mío, o Romerillo, que responde al nombre científico de Baccharis coridifolia, es una planta perenne originaria de Sudamérica, de porte arbustivo, que no sobrepasa el metro de alto y pertenece a la familia Compositae, aunque para otros a la Asteraceae. Es muy resistente a la sequía y las altas temperaturas.

Prefiere los suelos fértiles pero se adapta bien a los arenosos. Posee hojas lineales de aspecto coriáceo, de ocho centímetros y medio de largo por entre uno y tres centímetros de ancho, con el ápice acuminado, que se ubican de manera alterna en las ramillas; sus bordes están finamente dentados. Las flores, que aparecen en verano, son pequeñas y de color naranja; fructifica durante el verano y en el otoño comienzan a desperdigarse las semillas.

Todas sus partes son altamente tóxicas por lo que conviene mantener a los animales alejados de ella, especialmente luego de la fructificación; el ganado ovino es un poco más resistente que los demás a los efectos que produce. La causa de su toxicidad proviene de los “tricotecenos”, que son sustancias producidas por una variedad específica de hongos (Myrothecium) que vive con esta especie en perfecta simbiosis y cuyos efectos perduran hasta un año después de haber sido cortada la planta.

Si se presenta como maleza conviene extraerla antes de que florezca y efectuar una roturación de la tierra luego. Se emplean para controlarla medios mecánicos y químicos (aplicación de metsulfurón metil en primavera), uno sin el otro no dan el resultado esperado. A pesar de la toxicidad que presenta se han comprobado en laboratorio las propiedades benéficas que también tiene, es antioxidante y anti inflamatoria; algunos de sus componentes podrían también ser beneficiosos en el tratamiento contra el cáncer.

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