El Palán-palán

El Palán-palán es un arbusto leñoso que rara vez sobrepasa los seis metros de alto; responde al nombre científico de Nicotiana glauca, es originario de América del Sur y forma parte de la familia Solanaceae. Por la belleza de su floración se lo suele utilizar como especie ornamental en los jardines aunque no es recomendable dado su alta toxicidad.

Sus hojas simples, pecioladas y ovales, de color verde claro y entre tres y nueve centímetros de longitud, tienen el margen entero y están dispuestas de manera alterna. Sus alargadas flores pediceladas, amarillas y con el cáliz verde, son hermafroditas y de forma tubular, aparecen agrupadas en inflorescencias terminales de  tipo cima paniculada. Los picaflores, o colibríes, beben el néctar de ellas y a la vez las polinizan.

Los frutos son cápsulas ovoides, de alrededor de un centímetro y medio, que se tornan oscuros al madurar; contienen varias semillas rectangulares o trapezoidales de color gris-amarronado, con la superficie reticulada, que miden cerca de medio centímetro y germinan en pocos días. Prefiere ubicaciones con abundante sol y suelos ricos en nutrientes; no se adapta a los fríos fuertes y en ese caso puede ser cultivado en interiores siempre que disponga de abundante luminosidad. No es necesario regarlo hasta que la tierra se vea seca.

No puede ser ingeridao por seres humanos ni animales puesto que el principal alcaloide que contiene, la anabasina (pariente cercana de la nicotina), provoca primero temblores que se acrecientan hasta volverse convulsiones y deviene tras de ello una parálisis respiratoria; pero dentro de la medicina no tradicional se le atribuyen a las hojas frescas del Palán-palán, aplicadas en uso externo, propiedades anti fúngicas, analgésicas, cicatrizantes y antihemorroidales. El follaje se emplea además para la obtención del biocombustible denominado etanol.

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