El Pasto de algodón

Recibe el nombre popular de Pasto de algodón, o Hierba algodonera, una planta rizomatosa perenne muy resistente, originaria del hemisferio norte (donde crece a la orilla de pantanos, espejos de agua, ríos, arroyos y prados húmedos desde el nivel del mar hasta los mil metros de altitud), registrada científicamente como Eriophorum angustifolium y ubicada dentro de la familia Cyperaceae.

Prefiere suelos calcáreos con Ph ácido, turba recién removida y aguas estancadas. Su rizoma mide unos veinticinco centímetros de largo y posee abundantes y finas raíces rosadas de entre uno y ocho centímetros. De él nacen rectos tallos, verdes y cilíndricos, que rondan el metro de alto. Las hojas basales, largas y estrechas, de color verde oscuro, son abundantes y envainadoras, a medida que ascienden se separan más y disminuye su tamaño. Todas culminan en una punta triangular.

A mediados de la primavera sus inconspícuas flores bracteadas aparecen reunidas en espiguillas péndulas (por lo general de una a siete de ellas), sostenidas por pedicelos glabros de unos seis centímetros, formando una falsa umbela. Mientras tanto la planta no llama mucho la atención, pero luego de la polinización, que es anemófila, el milagro ocurre y los campos se cubren de un blanco níveo gracias a la aparición de los frutos.

Éstos son aquenios trígonos, oscuros y brillantes, que conservan la base del estilo que es persistente y están rodeados de cerdas periánticas blancas (papus) de alrededor de cinco centímetros semejando un copo o penacho algodonoso, el cual les sirve para ser transportados por el viento. Antiguamente se los empleaba como relleno de almohadones y edredones pero no sirven como fibra textil, como sí sucede con las del algodón propiamente dicho. Mediante las semillas se reproduce con facilidad. Todas sus partes son comestibles y dentro de la medicina no tradicional se le confieren propiedades astringentes.

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