El Pecán, que responde al nombre científico de  Carya illinoinensis, es un árbol monoico caducifolio de alto porte (mide entre 20 y 40 metros), originario del centro-sur de los Estados Unidos de Norteamérica, que pertenece a la familia Juglandaceae. Su fruto, una especie de nuez muy dura, es muy popular.

Tiene hojas imparipinadas compuestas por entre siete y diecisiete folíolos oval-lanceolados con el margen serrado. Las flores masculinas se reúnen en inflorescencias pendulares de tipo amento, de unos veinte centímetros de longitud y las femeninas se agrupan en espigas terminales.

Los frutos no son realmente nueces, sino drupas con un hueso o carozo central recubiertas por una cáscara; esta última es generada por el tejido externo de la flor mientras que la nuez se desarrolla a partir del tejido interno y contiene la semilla; tienen forma oval y oblonga y miden unos tres centímetros de largo por uno y medio de ancho, aproximadamente. La cubierta externa es verde y se torna marrón al madurar, llegado el momento se abre en cuatro secciones para liberar su contenido.

Las semillas son comestibles y su sabor es similar al de la manteca; se las puede consumir frescas o luego de cocidas; se las emplea principalmente en postres (pastel de pecan, praliné, etc.) y para saborizar otros platos. Su ingesta proporciona a nuestra dieta carbohidratos, proteínas, azúcar, fibra, grasas (saturadas e insaturadas), gran cantidad de vitaminas, ácido pantoténico, omega-6, calcio, hierro, magnesio, manganeso, fósforo, potasio y agua. Se dice que ayuda a la reducción de los cálculos biliares y que baja el colesterol.

La madera, que es rojiza y pesada, se usa en la confección de muebles y se la quema, también, para el ahumado de carnes. Actualmente está siendo cultivado en distintos lugares del mundo en los que el clima es cálido y húmedo durante el verano. Cuando el tamaño de las hojas es menor del habitual se debe a la carencia de níquel o de zinc, algo que se soluciona pulverizando el follaje con soluciones que los contengan.