Recibe el nombre de Serpol, o Thymus  serpyllum, una planta rastrera perenne que pertenece a la familia Lamiaceae, de aspecto similar al del tomillo, originaria del continente europeo (por lo que prefiere climas templados). Crece de manera espontánea en los prados pero también se la cultiva como especia aromática y se la utiliza como ornamental en los jardines (se plantan en una proporción de seis por metro cuadrado); conviene ubicarla desde lugares con sol pleno hasta otros con semisombra, en sitios muy sombreados no florecería bien. Soporta la escasez de agua y no es exigente en cuanto a suelos; se la multiplica mediante semillas, esquejes o por división de la mata principal.

Su esencia es de gran importancia para varias industrias, contiene además tanino, resinas y flavonoides. Dentro de la medicina no tradicional se le atribuyen propiedades digestivas, diuréticas, carminativas, vasodilatadoras, antioxidantes, anticatarrales y antitusivas; en uso externo se aplica sobre las heridas y enfermedades de la piel pues es bactericida; incluida en el agua del baño de inmersión se dice que calma los dolores reumáticos y que el beber a diario una infusión preparada con las hojas mantiene el colesterol en niveles aceptables.

Mide, apenas, entre 15 y 25 centímetros de alto; su tallo es rastrero. Tiene pequeñas hojas pecioladas (miden un centímetro y medio, aproximadamente), de color verde oscuro con forma oval, que presentan los bordes enteros y el revés pubescente, ubicándose de manera alterna en las ramas. Sus flores son de color rosa o lila, florece a principios del verano pero igualmente de toda la planta se desprende un suave perfume similar al del limón; es visitada con asiduidad por abejas y abejorros.

No soporta las temperaturas extremas. Se recolecta toda la planta aunque la mayor concentración de aceites esenciales se halla en las hojas y en las flores. Como es una especie silvestre es muy resistente a las plagas.