Flores frescas

flores frescas

Si vamos a realizar un arreglo floral con flores frescas es conveniente que las recolectemos por la mañana, bien temprano. Jamás arrancarlas, llevar unas tijeras bien afiladas y cortar a partir de dos o tres centímetros de la base. Introducirlas de inmediato en agua entre templada y tibia. Si no se va a proceder al armado en ese momento es mejor conservarlas en el refrigerador.

Cuando el arreglo ya esté terminado recordar no exponerlo a la luz solar directa, a corrientes de aire, ni ubicarlo cerca de fuentes de emisión de calor como bombillos o estufas. Rociar a diario con agua fresca y si los recipientes contienen agua cambiarla, quitando hojas que puedan haberse marchitado que afearán la vista y favorecerán el desarrollo de bacterias.

Si nos hemos decidido por una sola pieza floral individual, tal vez acondicionada dentro de una copa alta o un florero tubular de boca estrecha, la rodearemos de hojas verdes que la acompañen sin opacar su belleza. Si la idea es la de armar ramilletes podemos usar tazones bajos y flores de menor porte. Para ambas opciones son adecuados los claveles, las margaritas, las gerberas y las rosas; luego les reduciremos el largo del tallo según el propósito. Podemos elegirlos del mismo tono o combinarlos, de a dos o con todas sus variaciones de color.

Si cabe la posibilidad de usar platos hondos es una variante muy moderna que admite una sola flor con apenas unos centímetros de tallo rodeada de pétalos flotando en el agua, sin que tengamos que agregar ningún aditamento de sostén. Para esto son indicadas las rosas, los jazmines, los crisantemos, los lirios de agua y otras flores de las que los pétalos se desprenden con facilidad. Claro que también podría resultar de buen ver una hermosa gardenia blanca rodeada de pétalos rojos de rosa; y volvemos a lo dicho siempre, la creación no tiene límites y la imaginación es la que guía la obra del artista. Sólo hay que animarse.

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