Aunque suele pensarse que para cultivar hortalizas es necesaria una gran extensión de tierra no es del todo así, incluso puede hacerse en el espacio reducido de una maceta. Esto es ideal para las personas que viven en edificios de propiedad horizontal y disponen de no más que los pocos metros cuadrados al aire libre que otorga un balcón o un pequeño patio interior.

Las macetas serán las mismas que utilizamos para cualquier otro tipo de planta, en el fondo de las mismas colocaremos un trozo de alambre tejido (del tipo utilizado para cubrir las ventanas del ataque de mosquitos) para evitar visitantes indeseables que puede destruir las raíces de nuestros cultivos, sobre él una capa de piedras (que puede ser Leca) para permitir que el exceso de agua decante rápido y por último una mezcla de tierra común, arena y abono compuesto o humus de lombriz. Las colocaremos a pleno sol, salvo en verano cuando para todo es mejor una media sombra.

En recipientes grandes, de unos 40 cm. por 40 cm. podremos sembrar lechuga y  acelga, ambas durante todo el año. Son de crecimiento rápido y el único cuidado que necesitarán es el riego diario. En recipientes medianos podemos poner pimientos (ajíes), tomates de la variedad denominada Cherry y albahaca, esta última no sólo sirve para perfumar agradablemente el ambiente y para saborizar comidas sino que espanta a los insectos voladores, buen detalle para la época estival.

En macetas pequeñas podemos tener ciboulette y perejil. Un buen consejo, que también  damos para todo tipo de plantas, es regar moderadamente en forma de lluvia fina evitando encharcamientos y en el caso particular de las hortalizas otro consejo sustancial es rotar los cultivos, no utilizar siempre la misma maceta para la misma variedad, sino que alternar, así la tierra no se agotará. Abonar con abono líquido diluido en el agua de riego una vez al mes y deshacerse de yuyos y malezas que puedan nacer subrepticiamente.

Otras plantas de huerta que podemos tener en macetones de gran porte son: Berenjenas, puerro, hinojo, escarola, rabanitos, zanahorias, remolacha, apio y tomates comunes. El probar con nuevos cultivos y adaptarlos a espacios reducidos es todo un desafío, pero no será tiempo perdido el que empleemos porque el sabor de lo cultivado por nuestras propias manos siempre ha de ser superior y más sano.