La Albuca namaquensis

La Albuca namaquensis, también denominada según otra clasificación científica Ornithogalum namaquense, es una planta bulbosa (bulbo tunicado, de alrededor de cinco centímetros de diámetro, con raíces fibrosas blanquecinas) miembro de la familia Hyacinthaceae que mide entre quince y treinta centímetros de altura. Es originaria del sur del continente africano, más precisamente de la región de Namaqualand, de la que recibe su epíteto.

Prefiere las ubicaciones que van de pleno sol a sombra parcial. Dado que tolera bien la sequía se la puede mezclar en parcelas con xerófitas. Se adapta también al cultivo en tiestos o macetas. Alcanza con regarla una vez a la semana en los meses cálidos y nunca durante el invierno.

En climas cálidos y condiciones de escasa humedad sus largas y delgadas hojas verdes tienden a ondularse y hasta a espiralarse, adoptando la forma de un tirabuzón, y por ello se la confunde muchas veces con la Albuca espiralis, la cual tiene siempre las hojas de ese modo. Florece hacia finales de invierno y comienzos de la primavera. Sus flores péndulas (sostenidas por cortos pedicelos curvos) son de color crema o amarillo muy pálido, presentando muchas veces una franja verde en medio de los tépalos, que se abren ampliamente, y se vuelven así más llamativos.

Es muy raro que los bulbos produzcan extensiones de sí mismos, como ocurre en la mayoría de las bulbosas, por lo que se la reproduce usualmente a través de semillas; éstas germinan con facilidad a la semana de haber sido sembradas, con un cien por ciento de resultados favorables; sólo que su vida reproductiva no va más allá de los seis meses por lo que conviene utilizarlas frescas, apenas extraídas de la planta. Recién comienzan a dar flor al tercer año de vida.

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