La Alcachofa

La alcachofa

La Alcachofa, o Alcaucil, cuyo nombre científico es Cynara scolymus, es una planta de cultivo, compuesta, perenne; el mismo nombre común recibe la inflorescencia de tipo capítulo que posee, cuyo receptáculo floral (que mide entre diez y y quince centímetros) es comestible (principalmente la parte denominada “corazón” que es la más tierna). Es originaria de las costas del mar Mediterráneo. El consumo de alcachofas aporta a nuestra dieta agua, carbohidratos, fibra, vitaminas, proteínas y minerales.

Mide alrededor de un metro y medio de altura, sus largas hojas basales, profundamente hendidas, son similares a las de los cardos (especie silvestre que fue su antecesora) pero con menos espinas, son de color verde claro en el frente y pubescentes en la cara inferior, las del tallo floral (que es grueso y acanalado) van disminuyendo de tamaño a medida que llegan al ápice y no tienen hendiduras. Posee un rizoma con gruesas raíces que produce yemas generadoras de nuevos ejemplares, pero puede reproducirse también mediante semillas (el fruto es un aquenio grisáceo de forma oblonga, las semillas conservan su poder germinativo por más de seis años) y esquejes de ramas tiernas. Prefiere los suelos franco-arenosos con añadido de materia orgánica y buen drenaje. No soporta las heladas.

La flor (de color azul violáceo) tiene un fermento que sirve para cuajar la leche, al igual que las flores del cardo. El capítulo, de color verde adopta una forma entre oval y redondeada, se lo puede consumir hervido o al vapor (separando hoja por hoja, que en realidad son brácteas modificadas, basta sólo con añadirle limón y un poco de aceite para tener un platillo exquisito, extrayendo con los dientes o mediante una cuchara o tenedor su parte más tierna), los corazones puede ser también preparados en conserva. En los cultivares es común dejar que el primer año se complete el ciclo floral y recién al segundo año se cosechan las inflorescencias antes de llegar a su madurez, dejándoles unos diez centímetros de tallo.

Se le atribuyen numerosas propiedades y se la indica en casos de anemia, cálculos, reuma, diabetes y colesterol alto; por su importante contenido de cinarina se convierte en excelente hepatoprotectora, hipoglucemiante, antirreumática, reductora del colesterol (inhibe la acción de la bradiquinina, sustancia que facilita el depósito del colesterol en las arterias), también ayuda a expulsar toxinas del cuerpo gracias a su poder diurético. Para su uso se recomienda hervir una cucharada de hojas secas (por taza) por diez minutos e ingerir la tisana luego de las comidas principales, máxime si éstas son abundantes.

La alcachofa no precisa tantos fertilizantes como otros cultivos hortícolas, basta con un abonado de fondo con estiércol y luego aplicaciones parejas a lo largo del año de Fósforo, Nitrógeno y Potasio, lo usual. Su principal plaga es el Barrenador de la alcachofa, lepidóptero nocturno cuyas larvas se introducen hacia el interior de la planta y van realizando galerías hasta destruirla por completo.

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