La Aristoloquia

La Aristoloquia, denominada científicamente Aristolochia baetica, es una planta rizomatosa, perennifolia y trepadora, de consistencia herbácea, que pertenece a la familia Aristolochiaceae. Es originaria del sur de Europa. Sus tallos pueden alcanzar una longitud de hasta cuatro metros. Dentro de su hábitat natural la encontramos formando parte del sotobosque, donde alcanza la luz solar ascendiendo por los árboles que la rodean.

Sus hojas son simples, verdes y de disposición alterna; tienen bordes enteros y forma acorazonada; están sostenidas por largos pecíolos. Da hermosas flores púrpura, hermafroditas, solitarias y de nacimiento axilar; tienen aspecto de trompetas, con el limbo soldado, arqueado  y engrosado en la base; son glabras por fuera y pubescentes por dentro.

Estas flores presentan la particularidad de no poder auto polinizarse, dado que el gineceo madura antes y recién cuando el estigma recibe el polen de otras plantas a través de los insectos (mayoritariamente moscas) que la visitan (atraídos por el fuerte olor que se desprende de ellas), las anteras comienzan a producir su polen, para que los mismos insectos lo transporten hacia otras Aristoloquias. Casi siempre mantienen a los visitantes cautivos el tiempo que sea necesario gracias a unas rígidas vellosidades que les permiten entrar pero no salir, una vez fecundadas los pelos pierden rigidez. Los frutos son cápsulas, de alrededor de siete centímetros de largo, que contienen numerosas semillas aplanadas.

Dentro de la medicina no tradicional se le atribuyen varias propiedades, siendo las principales la de ser febrífuga y emenagoga (por esto último no conviene ingerirla durante el embarazo). La manipulación de la planta debe efectuarse con cuidado y de preferencia con guantes, dado que es irritante y muy tóxica. En la antigüedad se la empleaba, mezclada con vino, como antídoto en casos de mordedura de serpiente.

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