La Azalea satsuki

La Azalea satsuki, cuyo nombre científico es Rhododendron indicum, es una planta de porte arbustivo, originaria de Asia, que no suele sobrepasar los dos metros de altura, pertenece a la familia Ericaceae y al género Rhododendron, pero a diferencia de los rododendros las azaleas tienen flores solitarias (una por tallo, pero son tantos los tallos florales que su masa es muy tupida) y terminales, no en racimos.

Las flores, de forma tubular o acampanada (de color blanco, rosa, rojo o púrpura), no abren todas al mismo tiempo y consumen mucha energía de la planta, si deseáramos un período más prolongado de floración las iremos quitando a medida que se marchiten y dará nuevas. Se dice que aguardando para quitarlas todas juntas, incluso los capullos que no llegan a abrirse por el cambio de clima, al siguiente año la floración se dará pareja, pero es un tanto dudoso puesto que depende de muchos factores que no pueden controlarse como temperatura, humedad, fortaleza y salud de la azalea, en fin, que puede hacerse la prueba si se lo desea pero tal vez el resultado no sea el que esperamos.

Sus hojas son pequeñas, ovoides y acuminadas, de bordes enteros  y aspecto coriáceo. Para reproducirla el mejor de los métodos es el de hacer enraizar estacas de madera blanda, que se pueden obtener en abundancia mediante la poda que debe efectuársele luego de la época de floración. Precisan de suelos ácidos con agregado de turba; sus raíces son largas, finas y fibrosas, por lo que al crecer demandan tiestos o macetas más profundos, habitualmente se trasplantan cada dos años y se eliminan las puntas de las raíces que estén enmarañadas; esto se lleva a cabo para evitar que tapen con el apelmazamiento el sistema de drenaje y no permitan tampoco la entrada de oxígeno a la tierra.

Necesita ubicaciones a media sombra y protección en época de heladas. El riego debe ser moderado. En cuanto a las plagas que suelen atacarla lo mejor para mantener alejados a los pulgones y a las cochinillas es preparar agua jabonosa y pulverizar las hojas cada tanto, si ya han sido atacadas limpiar con esa solución hoja por hoja enjuagando luego con abundante agua limpia.

Queda de muy buen ver convertida en bonsái, con forma de cascada o de semicascada, la dispondríamos para ello en contenedores revestidos de esmalte vidriado y el efecto será hermoso; pero para que la planta se mantenga saludable, al tener mucho menor tamaño del normal, conviene reducir el número de sus flores a la mitad para que no consuma todas sus energías en el proceso, ni tampoco en el posterior de producir semillas.

 

 

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