La Begonia grandis

La denominada científicamente Begonia grandis es una planta caducifolia, de consistencia herbácea, que forma parte de la familia Begoniaceae y es originaria del continente asiático, donde se la encuentra en zonas húmedas cercanas a corrientes de agua, en altitudes que van de los cien a los tres mil metros.

De su tallo subterráneo, o tubérculo subgloboso, surgen tallos aéreos erectos que miden entre treinta y sesenta centímetros de alto. Se la emplea como ornamental en los jardines, propagándosela mediante división de mata o por esqueje de hoja. Necesita podas periódicas y algunas veces soporte, pudiendo estar junto a una cerca a la que se pueda atar para brindárselo.

Su follaje es deciduo; posee hojas pecioladas, ovales (muchas veces asimétricas) y acuminadas; con la venación palmeada y de un tinte rojizo; que miden de diez a catorce centímetros; el margen es irregularmente aserrado. Prefiere ubicaciones con sombra parcial y necesita abundante riego (aunque no encharcado del terreno pues eso la perjudica), más aún en la época de floración. Admite el cultivo en maceta.

Durante la primavera sus hermosas flores (sostenidas por pedicelos  y protegidas por brácteas caducas) aparecen reunidas en inflorescencias terminales de tipo racimo y  axilares de tipo cima, de quince a veinte centímetros de longitud. Las flores masculinas están formadas por cuatro tépalos (con múltiples estambres, entre veinte y cien, provistos de anteras ovoides) y las femeninas (que tienen ovarios triloculares) por tres, en ambas la forma de los mismos es oval o suborbicular y el color blanco o rosa. El fruto es una cápsula pendular oblonga provista de tres alas desiguales.

 

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