La caña perenne conocida comúnmente como Tacuarembó, que recibe el nombre científico de Chusquea ramosissima (significando la primera palabra “caña”, en la lengua de los nativos muiscas y la segunda es un epíteto latino que hace alusión a lo mucho que ramifica). Pertenece a la familia Poaceae y está emparentada con el Bambú, sólo que es originaria de la zona tropical de América del Sur, desde el nivel del mar hasta los mil metros de altitud. En su hábitat natural la encontramos formando cerrados grupos en lugares con abundante sol.

Sus altos tallos cilíndricos y glabros, de consistencia leñosa, pueden llegar a medir 20 metros de alto, por unos 20 centímetros de diámetro. Los entrenudos suelen tener una longitud de entre cinco y diez centímetros, siendo más cortos los cercanos a la base y más largos llegando al ápice; los nudos están engrosados y en ellos nacen las hojas y las yemas. Posee largas hojas con forma lanceolada y paralelinervadas y con el margen entero, sostenidas por minúsculos pseudopecíolos (contracción entre la vaina y lámina) pubescentes de apenas unos milímetros de longitud.

Da pequeñas flores que se reúnen en espiguillas, que están unidas a  una inflorescencia mayor o racimo mediante pedicelos. Las flores son sésiles y  las protegen brácteas que reciben el nombre de glumas. El fruto es un cariopse indehiscente con una sola semilla monocotiledónea, que habitualmente es dispersado por el viento. El género de bambúes leñosos, como la Chusquea, cuenta con alrededor de cien especies reconocidas. Varias clases de mariposas la aprovechan como alimento.