La Draba violácea

La Draba violácea, registrada científicamente  bajo el nombre de Draba steyermarkii es una planta perenne e hirsuta, de hábitos  terrestres y consistencia herbácea (con base leñosa), de porte erecto o algo declinante, endémica de los pastizales y los bosques húmedos andinos de Ecuador, entre los dos mil quinientos y los cuatro mil quinientos metros de altitud, que forma parte de la familia Brassicaceae.

Considerada en la actualidad en peligro de extinción, debido a la alteración de su hábitat natural por la mano del hombre, se está protegiendo dentro del Parque Nacional Cajas de su país de origen a una cierta cantidad de ejemplares de la variedad Draba violácea lehmanniana, tratando de preservar la especie.

Suele alcanzar unos cincuenta centímetros de alto. Le agradan los suelos rocosos. Sus hojas verdes y pequeñas, de oblongas a lanceoladas, miden dos centímetros de largo por medio de ancho y tienen la cara inferior cubierta por tricomas adherentes. Nacen agrupadas y se disponen de manera alterna en los tallos, en los cuales  van quedando los restos persistentes de las hojas de años anteriores.

Florece esporádicamente durante todo el año; da hermosas flores  con cuatro pétalos de color púrpura (redondeados en la parte superiror y con la base de un tono amarillo-verdoso) que aparecen reunidas en inflorescencias terminales de tipo racimo, conformadas por una decena de ellas.

El cáliz está formado por cuatro sépalos ovales, verdes o violeta oscuro indistintamente, recubiertos de una áspera pubescencia al igual que el resto de la planta. Poseen seis estambres con filamentos blanco-verdosos y anteras rebosantes de polen amarillo claro. Los frutos son bayas algo curvadas de alrededor de un centímetro que contienen semillas, ovales y algo comprimidas, de color marrón.

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