La Flor de Azúcar

La conocida comúnmente como Flor de azúcar y que responde al nombre científico de Begonia semperflorens, es una planta herbácea miembro de la familia Begoniaceae, originaria de Brasil. De porte bajo nunca sobrepasa los cuarenta centímetros de alto; se la emplea como ornamental en parques y jardines, pudiéndosela cultivar también en el interior de las viviendas en tiestos o macetas.

Sus tallos de consistencia carnosa ramifican profusamente. Posee hojas de forma redondeada cuyo color varía del verde al rojo oscuro, dependiendo de la cantidad de luz que reciben. Florece a lo largo de casi todo el año; da hermosas flores que aparecen reunidas en inflorescencias axilares de tipo cima; generalmente son rosadas pero las hay también en blanco y en rojo, destacándose en medio de ellas el fuerte tono amarillo de las anteras de sus múltiples estambres.

En su hábitat natural el clima es cálido y bastante húmedo. Conviene ubicarla en lugares que vayan de sombra media a total, el sol fuerte directo puede dañarla; además hay que protegerla de los vientos fuertes y de las heladas. Necesita de riego moderado pero frecuente; los excesos de agua pudren los tallos por lo que los suelos donde esté deben tener un muy buen drenaje; en época de floración conviene administrarle algún fertilizante líquido, al menos una vez a la semana.

Debemos tener la constancia de quitarle las hojas marchitas y los restos de las flores para que su aspecto se vea siempre impecable. Es muy propensa al ataque de pulgones y la mosca blanca, para contrarrestarlos se la debe rociar con agua jabonosa; también los caracoles se ensañan con sus partes tiernas. Ante la presencia de Oidio y Botritis hay que aplicar de inmediato azufre.

Se la puede reproducir mediante semillas (que tardan alrededor de dos semanas en germinar) o esquejes de ramas blandas y hojas (que enraízan rápidamente).

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