La Galanga es una planta rizomatosa de consistencia herbácea que recibe el nombre científico de Alpinia galanga y pertenece a la familia Zingiberaceae. Es originaria del sudeste asiático donde, desde tiempos inmemoriales, se la utiliza como condimento  picante y es parte integrante de la mezcla de especias denominada “curry”. Al llegar a Europa, hace más de mil años, se le atribuyeron propiedades tónico-estomacales, anti-reumáticas, anti-flatulentas, anti-espasmódicas y afrodisíacas; en uso externo se la empleaba como antibacterial, analgésica y desodorizante.

De su tallo subterráneo o rizoma, de forma irregular, surgen los tallos aéreos que miden alrededor de un metro y medio de altura. Posee largas hojas, envainadoras y lanceoladas, de unos treinta centímetros de longitud que se distribuyen de manera alterna. Sus flores blanco-verdosas se agrupan en inflorescencias terminales de tipo panícula. Los frutos son pequeñas bayas rojizas ovoides que contienen entre tres y seis semillas.

Su aceite esencial, destilado sometiendo los rizomas al vapor, contiene fenilpropanoides, como el cineol y el eugenol, en cantidades no especificadas. Los flavonoides presentes en el rizoma son los que le dan su sabor picante característico, y posee también en su composición química almidón y azúcares; de él se obtiene el colorante llamado “rojo de galanga”; fresco da un aroma similar al de las agujas de pino, mientras que tras su secado se asemeja más al de la canela; su superficie, de un rosa o beige claro, está surcada por anillos rojizo-amarronados y su textura es dura, de consistencia leñosa, mientras que en el interior es fibroso. Se lo comercializa cortado en rodajas o molido.