La Higuera o Ficus carica es un árbol caducifolio, de madera blanda y porte bajo, no sobrepasa los ocho metros de altura, pertenece a la familia Moraceae y es originario de Asia, donde se hallaron pruebas arqueológicas de que ya se consumían sus frutos en el período Neolítico. Se cultiva principalmente en las zonas subtropicales y templadas, es rústico, tolera ambas temperaturas extremas, su crecimiento es lento y prospera en tierras de secano, pues la humedad constante y las lluvias frecuentes van en detrimento de la calidad de la cosecha. Sus hojas grandes, profundamente lobuladas y ásperas al tacto, se disponen en forma alterna en las ramas.

Las flores unisexuadas nacen en el interior de un receptáculo abierto en un extremo y el fruto se desarrolla a partir de él. Luego de la fecundación el receptáculo crece dando origen a los denominados frutos que son en realidad infrutescencias, éstos son blandos y muy dulces, se consumen frescos o en conserva, aunque las más de las veces son secados tras cosecharlos, según la variedad a la que pertenezcan su piel o cáscara puede ser verde, morada y hasta parda. Algunas higueras dan dos cosechas anuales, una de brevas (que nacen en otoño, permanecen durante el invierno en la planta y maduran cuando llega el estío) hacia el principio del verano y otra de higos que son más pequeños, más dulces y menos aromáticos, que nacen sobre las ramas nuevas, hacia el final de la estación; pero la mayoría sólo da higos.

Al principio de su evolución fue una planta monoica con ambos sexos  en cada ejemplar pero con el tiempo se ha ido transformando en dioica; a las higueras con flores masculinas se las denomina “cabrahígos” y en muchos lugares para que los cultivos se fecunden se cuelgan sobre las plantas hembra ramas de cabrahígos, y unos pequeños himenópteros (blastófagos) son los encargados de polinizar las flores femeninas, así se hace con los conocidos “Higos de Esmirna” cultivados en Argelia (Africa) pero hay también especies autofértiles que no precisan fecundación para que los frutos maduren.

Su reproducción se efectúa mediante esquejes y acodos porque enraíza con facilidad. Como no es exigente en cuanto a suelos nace y prospera, de manera espontánea, en lugares donde otras plantas no tendrían oportunidad. Sus fuertes raíces suelen provocar levantamiento de pisos. El látex producido por la higuera es muy irritante, por lo que conviene manipularla con guantes durante los trabajos de jardinería y poda; respecto a ésta sólo necesita cada tanto algunos aclareos y quita de ramas que estén secas o muy estropeadas.

En cuanto a plagas la Higuera se ve afectada por la Cochinilla, que trae como consecuencia la presencia de negrilla causada por los hongos formados sobre la melaza que segrega este parásito; la Mosca del higo, Lonchaea aristella, que afecta los frutos y el Barrenillo que ataca principalmente ejemplares debilitados por las otras dos. Al mismo género que la Higuera pertenecen también el Sicomoro o Ficus sycomorus, la Higuera de agua o Ficus religiosa, el Baniano o Ficus bengalensis (Higuera india)  y el Árbol del caucho o Ficus elástica.