Recibe el nombre común de Margarita cimarrona, o Vitadinia, una planta de consistencia herbácea, originaria de México, que forma parte de la familia Asteraceae, registrada científicamente como Erigeron karvinskianus, o Erigeron mucronatus. No supera los treinta centímetros de alto y es ideal como tapizante en los jardines; también para conformar rocallas dado que suele arraigarse a las grietas de las piedras o crecer en los huecos que quedan entre ellas.

Fuera de su hábitat natural puede volverse invasiva. Sus delgados y flexibles tallos son decumbentes. Las hojas, verdes y pecioladas, profusamente pubescentes, se disponen de manera alterna; van de oval a lanceoladas y algunas veces pueden tener el margen profundamente hendido, miden entre cinco y siete centímetros de largo. Florece durante la mayor parte del año, descansando sólo en invierno si se presenta muy crudo.

Sus pequeñas inflorescencias, de apenas dos centímetros y medio de diámetro, son similares a las conocidas margaritas con las cuales está estrechamente emparentada, contando con un disco central amarillo cuyas flores radiales tienen un lígula sobresaliente diferenciada en color y tamaño, generalmente blanca o rosa. Las sostienen gráciles pedúnculos florales de unos quince centímetros de longitud recubiertos de una fina pubescencia. Los frutos son aquenios indehiscentes provistos de un vilano de cerdas que los ayuda a ser dispersados por el viento.

Se la reproduce mediante semillas en la primavera. No es exigente en cuanto a suelos mientras tengan buen drenaje pero sí precisa ubicaciones con mucho sol. Se adapta al cultivo en maceta, aunque siempre en exteriores. El riego puede ser en días alternados, espaciándolo a una o dos veces por semana en los meses fríos. Es muy resistente a las enfermedades y soporta también heladas débiles. Se le confieren muchas propiedades terapéuticas; la principal es la de curar la disentería, preparando una tisana con todas las partes aéreas de la planta.