La conocida como Menta coreana, cuyo nombre científico es Agastache rugosa, es una planta herbácea medicinal que puede ser utilizada como ornamental debido a su esbelto porte, pertenece a la familia Lamiaceae. Es originaria de las zonas tropicales de Asia y está catalogada como una de las cincuenta hierbas fundamentales que se emplean en la medicina tradicional de China. Ha logrado adaptarse a los climas templados y a los cálidos, resistiendo bien incluso largos períodos de sequía.

Posee tallos erectos que pueden llegar a medir hasta un metro y medio de alto, con menos de un centímetro de diámetro, muy ramificados, pubescentes en su extremo superior y glabros en la base. Sus hojas también presentan el envés cubierto de finas vellosidades que no tienen por el revés, poseen el borde serrado o crenado y el ápice acuminado, pueden ser oblongas o lanceoladas.

Las pequeñas flores de forma acampanada están protegidas por brácteas lineares, el cáliz es tubular y los pétalos suelen ser de color rosa oscuro, lila, celeste o púrpura, se reúnen en inflorescencias del tipo espiga cilíndrica bastante compacta de hasta diez centímetros de largo; generalmente cuentan con cuatro estambres. Los frutos son amarronados, ovoidales y de superficie acanalada.

De ella se extrae el aceite esencial que contiene y sus hojas se utilizan como infusión para paliar los dolores abdominales, también se le atribuyen propiedades antibacteriales, antipiréticas, carminativas, diaforéticas, antifúngicas y anticancerosas. Combate la gastritis, la diarrea y otras afecciones de los intestinos; disminuye los síntomas de los resfríos y de la gripe; aplicada en uso externo alivia las ulceraciones. El ácido rosmarínico, un compuesto fenólico que es uno de los principales constituyentes activos del Agastache, ha demostrado alto poder astringente, antioxidante, antimicrobial y hasta antiviral.