La Myoga es una planta comestible, caducifolia, rizomatosa y de consistencia herbácea, originaria de Asia (Japón, China y Corea), denominada científicamente Zingiber mioga, que forma parte de la familia Zingiberaceae. Mide entre medio y un metro de alto. Su hábitat natural son los bosques que cubren las laderas montañosas y por ello es que está habituada a la sombra. Resiste bien las bajas temperaturas. Se consumen de ella sus  característicos capullos rosados y los brotes tiernos, de sabor picante.

Posee largas hojas, de lanceoladas a elípticas, sostenidas por cortos pecíolos o a veces sésiles y hasta algo envainadoras que se distribuyen de manera alterna en los verdes tallos cilíndricos. Sus delicadas y efímeras flores, protegidas por brácteas flexibles y con apariencia similar a la de las orquídeas, brotan directamente del tallo subterráneo hacia mediados del verano. El cáliz mide alrededor de tres centímetros de largo; la corola es más larga que él y de color amarillento. Generalmente se autopoliniza, aunque pueden intervenir también los insectos en el proceso algunas veces. Los frutos son cápsulas ovoides dehiscentes con el pericarpio pulposo de color rojo; las semillas son negras con el arilo blanco.

Es fuerte, de rápido crecimiento y bastante resistente a plagas y enfermedades; sí las molestan cuando son jóvenes las babosas y los caracoles. Se la propaga mediante división de rizomas a comienzos de la primavera o bien por semillas que germinan más rápidamente a temperaturas que ronden los 20 grados centígrados. Precisa suelos ricos y con muy buen drenaje para que la humedad no le provoque hongos. Se están realizando estudios de laboratorio con ella que demuestran que podría ser beneficiosa en casos de inflamaciones reiteradas que pueden degenerar en cáncer.