La Soleirolia, cuyo nombre científico es Soleirolia soleirolii, es una pequeña planta perennifolia que pertenece a la familia Urticaceae, tiempo atrás se la conocía como Helxine, pero ya está ampliamente aceptada la nomenclatura moderna. El género comprende tres especies, la Soleirolia corsica, la Soleirolia repens y la Soleirolia soleirolii. Es originaria de las islas del Mar Mediterráneo, donde crece silvestre en las grietas de las rocas.

Sus tallos son finos, gráciles y muy ramificados; los mismos enraízan con facilidad al estar en contacto con la tierra. Posee hojas redondeadas con bordes ligeramente serrados, sostenidas por cortos pecíolos; suelen presentar distintos tonos de verde, incluso con iridiscencias doradas y plateadas; se disponen en los ramas enfrentadas de a pares. Da minúsculas flores blancas, solitarias, de nacimiento axilar.

Se la emplea como tapizante en los jardines, puesto que se extiende mucho en anchura pero no supera nunca los diez centímetros de alto y en tiestos y macetas crece muy bien y compacta, pudiendo así colocarla en el interior de las viviendas o en patios y galerías exteriores. Prefiere ubicaciones sombreadas y ambientes frescos, con una buena dosis de humedad, jamás hay que dejar que el sustrato se seque; para esto último es mejor colocar debajo un recipiente con agua y que ella misma absorba lo necesario, luego se quita. En exterior, junto con el agua de riego, puede administrársele fertilizante líquido dos veces al mes durante la temporada cálida. Puede resistir el frío normal pero no las heladas.

Se la está empleando mucho últimamente en la confección de jardines verticales. Para propagarla basta con dividir la mata con sus correspondientes raíces o bien mediante esquejes que enraizarán casi de inmediato. En ocasiones puede volverse invasiva, por lo que es mejor controlar su expansión con podas frecuentes.