La Thelymitra pertenece a la familia Orchidaceae y dentro de ella al grupo de las denominadas “orquídeas solares” dado que para florecer necesitan de climas muy cálidos. Son alrededor de cien especies distribuidas por las zonas con mayores precipitaciones de Australia, Nueva Zelanda, Nueva Caledonia, Timor, Java y Filipinas, desde el nivel del mar hasta los 200 metros de altitud. Su nombre en griego significa “sombrero de mujer”, por la similitud con la estructura que forman los estambres estériles agrupados en columna.

Son orquídeas terrestres que surgen del suelo durante la primavera y a principios del verano, rebrotando a partir de tubérculos subterráneos; generalmente dan una sola hoja glabra que puede ser larga y oblonga o linear-lanceolada; pero hay variedades como la Thelymitra villosa en la que son pubescentes, o la Thelymitra spiralis en la cual tienen forma espiralada.

El tallo floral es de color verde-azulado y sostiene, por lo común, entre cuatro y diez flores; aunque hay varas con un solo ejemplar y otras con veinte. Cada flor mide entre seis y ocho centímetros; abren a pleno sol, cuando el calor y la humedad son los ideales; durante la noche y cuando está nublado o hace frío se cierran.

Lo que más las diferencia de otras orquídeas es que el labio de las flores no se distingue del resto de los pétalos ni en color ni en forma, dándoles una apariencia casi simétrica similar a la de las liliáceas, algo que sirve también para atraer a los insectos que las polinizan. Algunas, como por ejemplo la Thelymitra Pauciflora y la Thelymitra circumsepta, se auto fecundan. Aunque las hay de muchos colores la mayoría de ellas, un 75%, aproximadamente, posee flores de un color azul profundo.

Cuando el clima es seco las hojas se marchitan y sólo queda el tubérculo. Para cultivarlas debemos proporcionarles un sustrato con muy buen drenaje; tierra común y arena o tal vez una mezcla de compost y materia orgánica, u otra de  piedras pequeñas, compost, astillas de madera y tierra común. La superficie puede cubrirse con agujas de pino para controlar la evaporación de agua y ayudar así a los hongos o micorrizas que se forman en sus raíces y viven en relación simbiótica con ellas.