La Trompeta de ángel

La llamada Trompeta de ángel, cuyo nombre científico es Brugmansia arborea, es una planta de porte arbustivo que puede alcanzar los cinco metros de altura, con flores gratamente perfumadas que se abren por la noche y vuelven a cerrarse en cuanto aparece el sol; proporcionándole un buen cuidado se mantiene en floración durante  casi todo el año. Pertenece a la familia Solanaceae, pero a pesar de ser pariente de los tomates, las papas y las petunias que son inofensivas, ésta es extremadamente tóxica, en especial sus semillas. Es originaria de Sudamérica; prefiere climas húmedos con días cálidos y noches frescas.

Se la utiliza como ornamental. Le gusta recibir la luz directa del sol pero prospera más a media sombra, evitando las temperaturas fuertes del mediodía. Sus grandes hojas de forma oval, asimétricas en la base, se ubican de manera alterna en las ramas, son de color verde oscuro pero carecen de brillo. Las flores son grandes (de entre veinte y treinta centímetros de largo), blancas o ligeramente amarillentas, acampanadas y pendulares; algunas veces dobles. Los frutos son bayas alargadas que contienen entre cincuenta y cien semillas.

Se multiplica mediante ellas (que tardan bastante en germinar, pero una vez que lo hacen crecen con rapidez) aunque también por esquejes de consistencia semileñosa. Para cultivarla en maceta es necesario que esté de acuerdo al tamaño del contenedor porque así el viento no puede volcarla y dañar las hojas, que son muy delicadas y se quiebran con facilidad. Precisa riego abundante y máxime en verano. Se la puede fertilizar cada dos o tres semanas. Para obtener un buen follaje hay que suministrarle nitrato de amonio al comienzo de la primavera y a fines del verano y hierro cada tres meses, con el cambio de estación, excepto en invierno.

Cuando crece armoniza bien con las zinias, coleus y verbenas que pueden ser plantadas bajo su sombra. Si se desea que las flores sean de mayor tamaño pueden quitarse la mitad de los pimpollos, de otra manera serán muchas pero más pequeñas, eso va en gusto de cada cultivador. Lo mismo sucede con la poda, hay quienes prefieren un arbusto de alto porte mientras que otros se inclinan por los achaparrados. Algunos entrelazan los tallos jóvenes, cuando aún son flexibles, para obtener un resultado sofisticado a medida que van creciendo y lignificándose; suele hacerse igual con las ramas. Acepta la adaptación a bonsái puesto que admite bien el corte de raíces.

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