Aphelandra aurantiaca

Aphelandra aurantiaca

La Afelandra , también conocida como “Espiga ardiente” por el llamativo color rojo de sus flores, cuyo nombre científico es Aphelandra aurantiaca, es una planta herbácea perenne originaria de las regiones selváticas de las Américas Central y Sur, ideal para el interior del hogar pues precisa mucha luz pero sin exposición directa a los rayos solares. El ambiente en el que se la sitúe debe estar siempre húmedo y cálido. Ubicada en el jardín, en lugares sombreados, se la debe proteger de las heladas. Es raro que sobrepase el medio metro de alto. Pertenece a la familia Acanthaceae.

Tiene grandes hojas simples, pecioladas,  de apariencia coriácea que miden unos veinte centímetros de largo por doce de ancho, poseen bordes enteros, son elípticas y acuminadas en el ápice, de color verde oscuro con las nervaduras bastante más claras; se ubican de manera enfrentada en el tallo. A modo de floración aparecen primero unas brácteas ovales coloreadas (pueden será amarillas, anaranjadas o rojas), de tres centímetros de largo, que duran hasta dos meses en la planta, todo el conjunto mide alrededor de diez centímetros; las flores verdaderas son pequeñas, amarillentas o rosadas, hermafroditas, de forma tubular, se reúnen en una inflorescencia terminal de tipo espiga y duran tan sólo unos días. Los frutos son cápsulas de aproximadamente un centímetro y medio que contienen varias semillas pubescentes.

Es conveniente aplicarle fertilizante líquido una vez por semana junto con el agua de riego; ésta no debe encharcar el recipiente donde se halla la planta puesto que sus raíces son muy propicias a la invasión de hongos; se la debe proteger, además, del Pulgón verde y las Cochinillas; contra éstas últimas podemos pulverizar las hojas con agua jabonosa.

En primavera podemos multiplicar la Afelandra mediante esquejes de alrededor de diez centímetros de largo (a los que les dejaremos algunas hojitas) que obtendremos una vez finalizada la floración; se los introduce en una mezcla de turba, arena y mantillo y se les proporciona una temperatura ambiente superior a los veinte grados con bastante humedad. Cada dos años, según el crecimiento, se cambiarán los ejemplares a macetas un poco más grandes.

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