Césped – Tercera parte

Césped III

Como decíamos en las anteriores entregas el césped es una mezcla de gramíneas que aunadas dan buen aspecto a las superficies que cubren. Antes de colocar las semillas deberemos nivelar el terreno, dejándolo con una pequeña pendiente para que drene bien el agua, eliminaremos todos los objetos duros que podrían obstaculizar el buen desarrollo de la germinación (por ejemplo piedras y restos leñosos de otras plantas), si la tierra fuera muy compacta convendrá cavar hasta unos treinta centímetros y añadirle arena gruesa mezclando bien; si, por el contrario, fuera muy ligera le agregaremos turba, rastrillando bien en ambos casos para eliminar terrones y semillas de malezas que pudieran haber quedado.

Lo mejor sería dejar descansar el terreno todo el verano y sembrarlo al comenzar el otoño, en apenas poco más de una semana se verán asomar las hojas, los riegos no deberán ser bruscos ni copiosos en esta etapa pues aún las raíces no estarán afirmadas. Cuando la altura del césped sobrepase los cinco centímetros se usará un rastrillo fino para quitar elementos no deseados, y cuando mida entre ocho y diez centímetros se le efectuará el primer corte.

Si no deseamos tomarnos tanto trabajo podemos adquirir el césped que viene en rollos ó paneles y lo trasplantamos, ya trae la cantidad necesaria de tierra para que las raíces no sufran y se adapten con prontitud al nuevo hábitat; aunque, por supuesto, este sistema es mucho más caro que el de siembra directa.

Las tareas de mantenimiento serán similares, la periodicidad de los cortes deberá ajustarse al tiempo de rebrote para que no haya raleo o se vean espacios vacíos, tampoco es recomendable un desarrollo excesivo de las hojas y en cada siega se cambiará el sentido de corte para que no pierdan vigor las plantas. La elección entre cortadoras de cuchillas rotativas o cuchillas helicoidales dependerá del resultado que queramos obtener, recordando que las primeras cortan mediante golpes brindando un aspecto más rústico al acabado mientras que las segundas proporcionan una terminación más fina.

Todo el conjunto tiende a compactarse con el paso del tiempo por lo que debe airearse cada tanto para que las raíces respiren y el agua no se estanque en la superficie atrayendo bacterias que provocan enfermedades a veces irremediables; el aireado puede llevarse a cabo mediante rastrillajes profundos a mano con horquilla o con un rodillo provisto de púas que se adapta a la cortadora.

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