El llamado Árbol de Judas, o Ciclamor, cuyo nombre científico es Cercis siliquastrum, es originario de las costas orientales del Mar Mediterráneo y pertenece a la familia Fabaceae; tiene porte medio (rara vez sobrepasa los seis metros de alto, pero puede llegar a los quince), su tronco (cuya corteza es lisa y clara cuando joven tornándose con los años parda y fuertemente estriada) y ramas presentan forma irregular (zigzagueante) pero su copa es esférica.

No es exigente ni en cuanto a suelos ni luz, resiste bien la sequía aunque no las heladas fuertes. La madera que provee es de baja calidad, deteriorándose pronto si queda a la intemperie, por ello es que sólo se lo utiliza como especie ornamental en los parques y jardines.

Su follaje es caducifolio y rebrota bastante después de que aparezcan las flores, las hojas son simples, acorazonadas (por lo cual se lo nombra a veces como “Árbol del amor”) y de color verde muy claro, miden entre 8 y 12 centímetros de largo y están sostenidas por largos pecíolos; presentan nerviación palmeada y se ubican de manera alterna en las ramas.

A comienzos de la primavera se cubre de una densa floración que va del rosa al magenta (aunque en la Cercis siliquastrum “alba” es blanca). Las flores, que son  hermafroditas, miden alrededor de dos o tres centímetros y se reúnen en racimos de media docena de ejemplares; por ser una planta cauliflora éstas nacen en cualquier parte del tronco y de las ramas. La polinización es efectuada por los insectos.

Los frutos son vainas pendulares, alargadas (silicuas) y oscuras, que miden entre siete y diez centímetros y permanecen en el árbol hasta bien entrado el invierno, contienen numerosas semillas de forma arriñonada; dentro de la medicina no tradicional se les atribuyen propiedades astringentes. Este árbol posee una larga raíz pivotante que sufre bastante cuando se la trasplanta, por ello conviene sembrar las semillas en el lugar definitivo en el que crecerán.