El conocido comúnmente como Cardo santo, o Cardo bendito, que responde al nombre científico de Cnicus benedictus (Centaurea benedicta según otra clasificación), es una planta anual perteneciente a la familia Asteraceae, originaria del sur europeo e introducida y cultivada en gran parte del planeta.
Sus gruesos tallos rojizos y pubescentes suelen alcanzar los sesenta centímetros de altura y en cultivares pueden llegar a medir un metro. El involucro que rodea a la inflorescencia de tipo capítulo está formado por brácteas internas anchas, oscuras y espinosas, y externas más angostas y con una sola espina en el ápice; usualmente está acompañado por una maraña pilosa. Las hojas, de distribución alterna, también están cubiertas de pilosidad y presentan espinas en sus márgenes profundamente serrados; numerosas nervaduras blancuzcas recorren su cara posterior.
Los flósculos que conforman el capítulo son amarillos, algunos de ellos estériles y los demás hermafroditas; la corola es tubular y mide alrededor de dos centímetros de largo, de ella sobresalen los estambres con sus anteras. Los frutos son aquenios de forma cilíndrica recorridos por surcos longitudinales, terminados en un vilano compuesto por dos filas de cerdas que ayudan a la dispersión eólica de la simiente; en la parte inferior sobresale un eleosoma en el que hay almacenadas sustancias nutritivas.
Dentro de la medicina no tradicional se la emplea externamente como desinfectante e internamente como aperitivo; la industria farmacéutica utiliza su principal principio activo, la cnidina, de sabor amargo, porque posee propiedades diuréticas, antiinflamatorias, antiartríticas, febrífugas y estomacales; el aceite esencial que se extrae de ella es bacteriostático y antifúngico. Se usa la planta entera, pero como contiene algunas sustancias tóxicas hay que tener mucho cuidado de no excederse en su ingestión.
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