El Frijol silvestre

El Frijol silvestre, también conocido como habichuela, judía o poroto en diferentes partes del mundo, es una planta herbácea anual originaria de Centroamérica (de donde pasó a Europa durante la época de la conquista), que responde al nombre científico de Phaseolus vulgaris y es miembro de la familia Fabaceae. Es uno de los alimentos más antiguos utilizados por el hombre y de él han surgido los innumerables cultivos que hay hoy en día para la obtención de sus semillas, tanto frescas como secas.

Sus grandes hojas de color verde claro, con estípulas en la base, están compuestas por tres folíolos ovales, acuminados y con margen entero que miden hasta quince centímetros de largo por diez de ancho. Da hermosas flores, de diversos tonos entre blanco y púrpura, agrupadas en racimos de nacimiento axilar; éstas tienen un cáliz cupuliforme y la corola con el estandarte característico de las fabáceas (en este caso suborbicular y reflejo) y las alas obovadas unidas a la quilla, que tiene el ápice retorcido en forma de espiral, al igual que el estilo; poseen, además, diez estambres, nueve de ellos soldados y uno libre.

Los frutos son vainas o legumbres de forma lineal a oblonga, de entre diez y quince centímetros de largo con un centímetro y medio en su parte más ancha, que contienen usualmente de cuatro a diez semillas reniformes comestibles con el albumen muy desarrollado. Las mismas crudas pueden ser tóxicas, pero una vez cocidas ya no hacen daño, sólo que producen flatulencia. Su ingestión aporta nuestra dieta fibra, proteínas, carbohidratos, grasas, agua, varias vitaminas y también minerales.

Prospera en diversos climas con precipitaciones medias; hay variedades trepadoras y otras de porte bajo. Necesita suelos sueltos, de preferencia que contengan arena, con buen drenaje y agregado de materia orgánica; la exposición al sol puede ir desde una media sombra hasta luz directa.

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