El llamado comúnmente Hipérico (también conocido como Hierba de San Juan por florecer en esa época del año, pero esto se presta a confusiones con otras especies que comparten el mismo nombre popular) se denomina científicamente Hypericum perforatum; es una planta medicinal de consistencia herbácea y aspecto arbustivo que forma parte de la familia Hypericaceae (Guttiferae según otra clasificación), originaria de Europa; fuera de su hábitat natural suele tornarse invasiva.
Adquiere forma de mata de bajo porte (mide alrededor de cincuenta centímetros de alto) muy ramificada; su resina huele a pino. Sus hojas, ovales y acuminadas, dispuestas de manera opuesta, tienen numerosas cavidades que contienen su aceite esencial y al observarlas contra la luz parecen perforadas, de allí proviene el epíteto científico de la planta.
Las flores poseen cinco pétalos de un intenso color amarillo con los bordes hendidos irregularmente y moteados por minúsculos puntos oscuros; el cáliz está formado por seis sépalos verdes lanceolados; tiene, además, numerosos estambres con el filamento y las anteras también amarillos, casi tan largos como los pétalos. Aparecen reunidas en racimos terminales. El fruto es tricarpelar y sus semillas marrones son alargadas y planas.
Desde la antigüedad se la emplea como antiinflamatorio y analgésico; actualmente se le confieren propiedades diuréticas, febrífugas y antidepresivas; en uso externo se aplica sobre quemaduras aliviándolas y acelerando su cicatrización. Algunos la comercializan asegurando que es antioxidante y rejuvenecedora, que ayuda a la circulación sanguínea y por ende ayuda al buen funcionamiento del corazón. Se la expende como té, comprimidos o gotas aunque aún se están estudiando sus efectos al interactuar con otros medicamentos, es mejor no utilizarla junto con ninguno y tampoco administrarla durante el embarazo y la lactancia.