El Jazmín paraguayo

El Jazmín paraguayo, originario del país sudamericano que le da su nombre, es un arbusto que responde al nombre científico de Brunfelsia pauciflora y pertenece a la familia Solanaceae. Es de lento crecimiento y llega a alturas de alrededor de tres metros. Se lo cultiva como especie ornamental en los jardines por lo llamativo de su floración que cambia de color con el paso de los días.

Su tronco leñoso ramifica abundantemente. Sus hojas verdes son simples, ovales y de aspecto coriáceo, poseen márgenes enteros y miden entre cinco y ocho centímetros de largo. Florece en la primavera; sus flores aromáticas de cáliz tubular y corola plana, que miden entre tres y cuatro centímetros de diámetro, pasan de color azul-violáceo a celeste y luego a blanco, dándole un bello aspecto cuando hay de las tres tonalidades al mismo tiempo.

Para propagarla se emplean esquejes tiernos a los que se les quitan las hojas inferiores, obtenidos de la poda que se le debe realizar tras la floración. Sus frutos redondeados y carnosos tardan mucho en madurar y hay que mantenerlos alejados de los niños y los animales domésticos debido a su alta toxicidad.

Necesita ubicaciones desde media sombra a sol pleno y suelos ricos con abundante humus y buen drenaje porque el riego debe ser amplio (aumentándolo cuando se halla en flor) pero no admite los encharcamientos. Resiste bien las plagas, aunque suele atacarla la mosca blanca en sus primeros años de vida. Es típica de climas templados y cálidos y, por lo tanto, muy sensible al frío intenso, por ello conviene que esté al resguardo en zonas donde las temperaturas sean extremas.

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