El Tupinambo

La conocida popularmente como Topinambur, o Tupinambo, es una planta perenne e hirsuta que responde al nombre científico de Helianthus tuberosus y forma parte de la familia Asteraceae. Es originaria de América. Se la cultiva por sus raíces comestibles, que son tubérculos que se emplean en la cocina de manera similar a las papas o patatas.

Es una especie rústica que no demanda mayores cuidados. Resiste bien las bajas temperaturas pero no así el anegamiento del suelo, en cuanto a este último que sea de preferencia alcalino. Mide de medio a dos metros de alto y se adapta a distintas regiones mientras éstas tengan clima templado. Prefiere las ubicaciones a pleno sol aunque tolera algo de sombra.

Posee tallos erectos y pubescentes; sus hojas verdes, simples y pecioladas, se disponen de manera opuesta en la parte inferior de los mismos y de manera alterna en la parte superior. Las inferiores son de mayor tamaño pero ambas son ovales y tienen los márgenes dentados.

Las minúsculas flores amarillas se reúnen en inflorescencias terminales de tipo involucro de cinco a diez centímetros de diámetro; el disco central donde se ubican (una treintena de ellas) está rodeado por entre diez y veinte lígulas grandes del mismo color. El fruto es un aquenio marrón claro con manchas más oscuras.

Los tubérculos tienen forma irregular, pueden medir hasta diez centímetros de largo por unos cinco de ancho; éstos no almacenan almidón sino un carbohidrato denominado “inulina” que tras su cocción se convierte en fructuosa, tornándolos más dulces. Su consumo aporta a nuestra dieta proteínas, fibra, azúcar (como fructuosa, no como sacarosa, por lo que la pueden consumir sin ningún problema quienes tienen diabetes), agua, numerosas vitaminas y varios minerales.

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