Flores secas II

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Para recolectar las flores que luego procederemos a secar lo ideal es hacerlo tras varios días secos y soleados, jamás se lleva a cabo la recolección en días húmedos o lluviosos. Hay  que utilizar tijeras con buen filo para no dañar las plantas al cortarlas. Elegir aquellas que apenas estén abriendo sus capullos pues éstos completarán su ciclo durante el tiempo que lleve el secado. Es preferible optar por las de tallos largos, si no los tuvieran colocarles un alambre antes de la operación pues una vez secas se tornan muy quebradizas.

Lo más común es secarlas en posición vertical, colgando cabeza abajo en un lugar fresco y con buena ventilación, atadas en ramilletes de pocos ejemplares ubicados de manera escalonada lo que favorecerá que el aire circule con total libertad.

Las que son muy frágiles (por ejemplo las espigas de los cereales, los musgos y los helechos) conviene extenderlas en posición horizontal, espaciadas, sobre una mesa; apoyadas en algo absorbente como tela de algodón, cartón o papel. O aún mejor sobre una superficie enrejillada (como una parrilla) donde la aireación será mayor.

Si usamos el método de gel de sílice debemos moler bien antes bastante cantidad para verter en un recipiente en el que quepan las flores holgadamente y con ayuda de una cuchara introducir el gel molido entre los pétalos para que el secado se produzca de manera pareja tanto en el exterior como en el interior. Se tapa y se lo deja no más de siete días, pero revisando que no se pasen y retirándolas antes si es necesario. Utilizando este gel de secado en un recipiente que se pueda llevar al horno de microondas aceleraremos el proceso a sólo minutos.

Un sistema usado por los botánicos desde siempre es el prensado de cualquier parte de la planta y éste puede realizarse desde mediante la construcción de una prensa sencilla con dos gruesas y fuertes tablas de madera que se ajustan con tornillos del tipo mariposa, hasta colocándolas entre las hojas de un libro robusto. Puede también que usemos el método casero que consiste en ubicar entre hojas de papel absorbente los vegetales y aplicar sobre ellos peso y calor, como los que proporciona la plancha que comúnmente empleamos para quitar las arrugas a las prendas de ropa.

Las flores una vez secas pueden adicionarse a los ramos tradicionales como acompañamiento (por ejemplo las espigas de trigo) o también armar por completo con ellas centros de mesa que se perpetuarán en el tiempo, en este caso quedan muy bien en canastas de mimbre que acompañan el toque rústico que de por sí ellas ya tienen.

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