La Centella Asiática, miembro de la familia Apiaceae y denominada científicamente Centella asiatica, es una planta rizomatosa anual de consistencia herbácea originaria de Asia. Es comestible y se la consume fresca preparada en ensalada, además se le atribuyen una gran cantidad de propiedades medicinales.
El tallo subterráneo o rizoma tiene raíces en forma de cabellera; de él nacen estolones rastreros, de color verde a rojizo, que van ganando terreno y tapizan amplias zonas. Sus hojas verdes están sostenidas por largos pecíolos, son reniformes aunque a veces llegan a completar el círculo; poseen bordes ligeramente crenados y las nerviaciones muy marcadas.
La Centella da pequeñas flores hermafroditas de color rojo oscuro o carmesí, parcialmente cubiertas por brácteas, que se agrupan en inflorescencias de tipo umbela. A partir de los tres meses la planta alcanza la madurez necesaria para ser recolectada. Su principio activo recibe el nombre de “asiaticósido” y es el mayor responsable de sus propiedades benéficas sobre el organismo humano.
Se recomienda su empleo en casos de problemas circulatorios y de piel (ayuda a la producción de colágeno), úlcera del duodeno, hipertensión, sobrepeso, reumatismo, celulitis, diabetes (baja el nivel de azúcar en la sangre), retención de líquidos y alteraciones nerviosas (mejorando la salud mental y cognitiva, induciendo al sueño y a la relajación); aunque su uso tópico puede ocasionar trastornos, tales como dermatitis, a personas con piel sensible y náuseas a aquellos a los que se les administra por vía oral. En dosis altas da dolor de cabeza y mareos; su consumo prolongado trae alteraciones hepáticas.