La Cicuta

La cicuta

La Cicuta, cuyo nombre científico es Conium maculatum, es una planta herbácea bianual, hemicriptófita (con yemas de reemplazo persistentes a ras de tierra), perteneciente a la familia de las Umbelíferas; originaria de Europa, donde la hallamos desde el nivel del mar hasta los mil quinientos metros, aproximadamente. Mide más de un metro y medio de alto; su tallo cilíndrico recto es hueco, tiene la superficie estriada salpicada por manchas oscuras (de allí proviene su nombre de “maculata”) y está muy ramificado; de toda ella se desprende un olor desagradable. Posee raíz fibrosa.

Tiene grandes hojas compuestas, tripinnadas, formadas por folíolos elípticos acuminados que van disminuyendo de tamaño hasta llegar al ápice, lo cual le da a todo el conjunto una apariencia triangular; a medida que ascienden en el tallo se tornan simples y envainadoras. Durante el primer año aparecen formando una roseta basal, luego se van transformando.

Sus flores monoicas son blancas y pequeñas, se reúnen en inflorescencias de tipo umbela compuesta (de la umbela principal surgen otras secundarias), con un diámetro de alrededor de quince centímetros; poseen cinco pétalos curvados hacia el centro, las femeninas no tienen estambres y su ovario presenta dos estilos, las masculinas traen cinco estambres y un ovario con estilo trunco; las brácteas que protegen el punto de nacimiento de la umbela son verdes, acuminados y pendulares.

Los frutos que da son esquizocarpos (indehiscentes y bicarpelares) de forma oval-globosa y color verde oscuro; rondan los cinco milímetros, al madurar se dividen en dos partes denominadas mericarpos. Las semillas son pequeñas y negruzcas.

Requiere de suelos frescos, ricos en nitrógeno, de preferencia calcáreos; gusta de abundante sol aunque tolera la semi sombra. Como es altamente tóxica no se recomienda para lugares en los que hay niños; donde se hallan más concentradas las toxinas (alcaloides similares al Curare utilizado por los nativos americanos para envenenar las puntas de sus lanzas, flechas y dardos) es en las semillas. Su ingestión provoca parálisis de los nervios respiratorios y por ende la muerte por asfixia.

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