La Corona de Cristo

El arbusto espinoso, caducifolio y de bajo porte, conocido comúnmente como Espina de Cristo o Corona de Cristo, responde al nombre científico de Euphorbia milii y pertenece a la familia Euphorbiaceae; es originario de la Isla de Madagascar. Suele alcanzar el metro y medio de alto y se lo emplea como ornamental en los jardines, no demanda mayores cuidados.

Necesita ubicaciones que vayan de media sombra hasta sol pleno (a la sombra no florece) y suelos bien drenados; no tolera el frío intenso y los riegos deben ser moderados. Sus tallos y ramas culminan en una roseta de hojas. Al cortarlo exuda un látex muy irritante, que es mejor que no entre en contacto con la piel ni con los ojos; ingerido es tóxico, provocando vómitos e intenso dolor de estómago.

Tiene hojas de color verde intenso, con forma oval o también espatulada, ambas de aspecto coriáceo. Las espinas son largas, fuertes y de color grisáceo. Florece durante todo el año. Sus flores diminutas, rodeadas por brácteas (o ciatofilas) rojas, amarillas o anaranjadas, se reúnen en una inflorescencia de tipo ciato, característica de las euforbiáceas; estos ciatos es muy raro que aparezcan en solitario, generalmente se agrupan en cimas con entre dos y cuatro de ellos.

Se lo puede abonar en primavera y aplicarle una poda de mantenimiento. Los hongos pueden afectarlo en la unión del tallo con la tierra, por ello es que hay que esperar a que el sustrato seque antes de volver a regar, no soporta los encharcamientos. Podemos reproducirlo mediante esquejes, dejándolos secar por unos días antes de introducirlos en una mezcla de arena y turba.

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