La Hierba del viento

La denominada comúnmente Hierba del viento, originaria de Nueva Zelanda, recibe el nombre científico de Anemanthele lessoniana ( o Agrostis lessoniana) y es miembro de la familia Poaceae. Crece en forma de mata densa a partir de un tallo subterráneo o rizoma y sus tallos aéreos arqueados, provistos de nudos glabros, llegan a medir unos noventa centímetros de alto. Gracias a su elegante porte se la emplea como ornamental en los jardines.

Posee hojas estilizadas, angostas y también arqueadas, de alrededor de cuarenta centímetros de largo por menos de uno de ancho; son verdes pero pueden presentar tonos anaranjados, dorados o cobrizos (follaje llamativo que se logra cuanto más secos son los suelos). Generalmente permanecen durante todo el año en la planta pero si los inviernos son muy rigurosos ésta se volverá caducifolia.

En el verano aparecen sus pequeñas flores, protegidas por dos brácteas o glumas alargadas (de rosadas a marrón-rojizo, glabras  y desiguales), reunidas en espiguillas pediceladas, comprimidas lateralmente, agrupadas a su vez en inflorescencias terminales de tipo panícula, grandes y laxas. Tienen un estambre con anteras amarillas de un milímetro y dos estilos libres con un estigma cada uno. Los frutos son marrones y fusiformes, lisos o finamente reticulados.

Es muy resistente a plagas y enfermedades. Al llegar la primavera conviene quitar las hojas que se vean dañadas. Se propaga mediante semillas o por división de mata y no es invasiva. Prefiere ubicaciones a pleno sol o con sombra parcial y suelos con buen drenaje. Es ideal para delimitar bordes y sirve para evitar la erosión en taludes o terrenos elevados. Admite el cultivo en macetas o contenedores. El riego debe ser de escaso a moderado, dependiendo de las condiciones climáticas.

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