Recibe el nombre científico de Kunzea ambigua un arbusto que rara vez sobrepasa los cuatro metros de alto, originario de Australia (donde lo hallamos en las zonas costeras del este de la isla), que forma parte de la familia Myrtaceae. Se lo emplea como ornamento en los jardines por la abundancia y belleza de su floración y sirve también como especie fijadora de dunas ya que los suelos de consistencia arenosa son sus preferidos.
Su tronco está recubierto por una corteza fibrosa con surcos. Sus hojas verdes y cortas son estrechas, con forma de linear a lanceolada. En la primavera se cubre de pequeñas flores, rojas o rosadas, de dulce aroma; los numerosos estambres, de color blanco, son más largos que los pétalos y llaman mucho la atención, ocultando al resto de la flor. Los insectos llevan a cabo la polinización, escarabajos, mariposas, moscas, abejas y avispas.
Los frutos son capsulares, con varios compartimentos, y miden medio centímetro aproximadamente; poseen rendijas en la parte superior para liberar su contenido. Los fuertes vientos de su hábitat natural son quienes dispersan las semillas y por ello es que lo encontramos instalado en grandes extensiones de terreno. Aunque muchas veces el fuego los destruya forman nuevas colonias gracias a su simiente, en lugares abiertos con abundante luz solar.
Es muy resistente frente a condiciones climáticas adversas y precisa poco mantenimiento (agregado de fertilizante al comenzar la floración y poda de forma cada tanto). Dentro del marco de la medicina no tradicional los nativos empleaban la Kunzea externamente para aliviar irritaciones de la piel y calmar dolores musculares. El aceite esencial se ha comprobado científicamente que brinda alivio temporario en casos de artritis y reumatismo.